Un principio básico en la práctica profesional es el siguiente:
¡La mejor intervención («plan de acción» o «tratamiento») solamente puede hacerse tras una evaluación óptima!
Esta afirmación implica que si la evaluación es defectuosa: insuficiente, irrelevante o equivocada, el diagnóstico del problema será erróneo y la intervención no será eficaz.
Una evaluación de un «trastorno de conducta», que es como se denomina a los «Trastornos por Déficit de Atención» requiere del empleo de un protocolo de evaluación, que cada profesional o equipo de profesionales adopta en su práctica cotidiana.
Nuestra organización, ha diseñado tres protocolos a emplear en función de cada etapa evolutiva. Por su interés, le sugerimos que revise las siguientes informaciones:
Diagnóstico Diferencial de los TDAs
Valoración Integral: Individual y Contextual de Niños y Adolescentes con TDA/TDAH